Resolución de conflictos en el aula

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Los problemas de conducta y la desmotivación de los alumnos se han convertido en los principales obstáculos de la tarea docente, el libro de donde he recogido estas estrategias para la resolución de conflictos en el aula dice así:

Éste es un libro de sugerencias; no de soluciones mágicas, pero sí de propuestas, lo que supone un riesgo: que unas agraden a algunos profesores con un estilo docente determinado, mientras que a otros, sin embargo, les parezcan contraproducentes. No se pretende que las propuestas presentadas sean de validez universal, sino abrir un muestrario de estrategias donde cada profesor pueda encontrar alguna que le sirva para mejorar sus pautas de actuación, adaptándolas a su contexto particular.

Alunas estrategias que expone el libro para que sean eficaces son las siguientes:

  • Hay que contemplar los conflictos como una ocasión de crecer y formarse.
  • Hay de desnudar los problemas con firmeza relajada.
  • Respetarse mutuamente, mejor que mandar u obedecer
  • Adaptar estrategias al contexto y al estilo propio del docente.
  • Crear condiciones favorables a la convivencia.
  • Adoptar una perspectiva proactiva.
  • Actuar por principios
  • utilizar procedimientos lo más simples posibles
  • Dividir equitativamente el trabajo
  • Cambiar rumbos, mejor que cambiar conductas.
  • Averiguar las causas de las conductas.
  • Usar medidas punitivas como último recurso, mejor usar técnicas para enganchar al alumno en dinámicas de la clase.
  • Despersonalizar los conflictos, no implicarse personalmente.

EL CLIMA DE LA CLASE

Una clase debe tener un buen clima para facilitar la convivencia y que se haga más cómodo el trabajo escolar y más improbable el conflicto.  Para crear un clima adecuado en clase necesitamos:

  • Establecer límites en las primeras semanas… y mantenerlos durante el curso. Los limites deben ser claros, concisos y deben permanecer lo más estable posibles. (no te pueden tomar en serio) . Hay tres tipos de docentes, el autoritario, el permisivo y el democrático directivo.
  • Disponer normas efectivas de convivencia que regulen los comportamientos más frecuentes e importantes. Las normas al igual que los límites deben ser claros. Serán formulados en positivo, no se tienen que prohibir.
  • Mantener una relación de empatía y confianza con los alumnos. Nos debemos poner en el lugar de otro. Es necesario que adoptar una actitud positiva, conocer a los alumnos, saber cómo nos ven a los profesores para poder intentar cambiar los aspectos negativos o mejorar algunos aspectos etc.  también podemos hacer juego de roles para que se pongan en el lugar de otros. Además la tutoría es otro recurso para fomentar la empatía entre profesor y alumno.
  • Entretener a los alumnos en relaciones de reciprocidad, con especial incidencia en el respeto mutuo. En este caso la reciprocidad consiste en dar y recibir lo que se da, es decir, la relación profesor- alumno está vinculada a esto. El profesor debe respetar al alumno tanto en lo personal y lo académico y al igual el alumno debe respetar al profesor. por ejemplo: » no me hables como no quieres que yo te hable». El respeto mutuo debe ser aprendido y practicados diariamente.
  • Conocer los roles de los alumnos y propiciar que contribuyan a la convivencia y no la perturben. Nosotros como maestros debemos observar y percibir cual es el rol de cada alumnos, es decir, aquel que es el cabecilla del grupo, el que es más tímido, el más trabajador… Esto puede ser muy útil a la hora de formar grupos de trabajo, parejas…
  • Detectar subgrupos perturbadores y reconducir su actitud.

PARA MANTENER UNA RELACIÓN EMPÁTICA CON LOS ESTUDIANTES TENEMOS QUE SABER:

 

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